La computación de borde, o edge computing, es una parte fundamental de la infraestructura moderna de TI, diseñada para mejorar la eficiencia del procesamiento de datos en redes. En esencia, este enfoque lleva la capacidad de cómputo y almacenamiento más cerca de las ubicaciones donde se necesita, es decir, al ""borde"" de la red, cerca de los dispositivos de los usuarios finales o las fuentes de datos. Esto contrasta con el modelo más centralizado donde los datos se procesan en un centro de datos remoto o en la nube.
¿Cómo funciona esto en la práctica? Vamos a desglosarlo:
Minimización de la latencia: Al procesar datos cerca de donde se generan, la computación de borde reduce significativamente la latencia o el retardo en el envío de datos hacia y desde la nube. Esto es crucial para aplicaciones en tiempo real como la conducción autónoma, la telesalud y más, donde milisegundos pueden ser determinantes.
Mejora del ancho de banda: Con el edge computing, se reduce la cantidad de datos que deben viajar a través de la red. Esto no solo acelera el procesamiento, sino que también disminuye los costos de ancho de banda y mejora la eficiencia global de la red.
Seguridad y privacidad: Al procesar datos localmente, la información sensible puede ser analizada y utilizada sin necesariamente enviarla a través de internet. Esto proporciona un nivel adicional de seguridad y es especialmente beneficioso para cumplir con regulaciones estrictas de protección de datos.
En un escenario típico, dispositivos como cámaras de seguridad IoT, sensores en máquinas industriales o incluso smartphones, pueden realizar tareas computacionales básicas que normalmente requerirían envío de datos a un servidor central. Por ejemplo, una cámara de seguridad con capacidades de edge computing podría analizar vídeos en tiempo real para detectar actividades sospechosas y solo enviar alertas y datos relevantes a la nube o a las autoridades, en lugar de transmitir continuamente grandes cantidades de vídeo.
La computación de borde, al ser un facilitador clave de la Internet de las Cosas (IoT) y otras tecnologías emergentes, se proyecta como un campo de rápido crecimiento. Su capacidad para procesar datos de manera eficiente y segura en el lugar donde se generan ofrece un enorme potencial para innovar en cómo y dónde se utiliza la tecnología en nuestro día a día.
La computación de borde, o edge computing, es una parte fundamental de la infraestructura moderna de TI, diseñada para mejorar la eficiencia del procesamiento de datos en redes. En esencia, este enfoque lleva la capacidad de cómputo y almacenamiento más cerca de las ubicaciones donde se necesita, es decir, al ""borde"" de la red, cerca de los dispositivos de los usuarios finales o las fuentes de datos. Esto contrasta con el modelo más centralizado donde los datos se procesan en un centro de datos remoto o en la nube.
¿Cómo funciona esto en la práctica? Vamos a desglosarlo:
En un escenario típico, dispositivos como cámaras de seguridad IoT, sensores en máquinas industriales o incluso smartphones, pueden realizar tareas computacionales básicas que normalmente requerirían envío de datos a un servidor central. Por ejemplo, una cámara de seguridad con capacidades de edge computing podría analizar vídeos en tiempo real para detectar actividades sospechosas y solo enviar alertas y datos relevantes a la nube o a las autoridades, en lugar de transmitir continuamente grandes cantidades de vídeo.
La computación de borde, al ser un facilitador clave de la Internet de las Cosas (IoT) y otras tecnologías emergentes, se proyecta como un campo de rápido crecimiento. Su capacidad para procesar datos de manera eficiente y segura en el lugar donde se generan ofrece un enorme potencial para innovar en cómo y dónde se utiliza la tecnología en nuestro día a día.